A mí se me quedó muy grabada esta declaración que dio Ricardo Osorio, en ella recordaba la Copa Confederaciones del 2005, en la cual el Tri derrotó a Brasil, perdió en penales ante Argentina en las semis y le dio batalla a Alemania en el partido por el tercer lugar. En ese torneo se vieron figuras de la talla de Ronaldinho, Michael Ballack y Zanetti, entre muchos otros. Osorio pregunta, “¿Y nosotros? ¡Ahí es donde dices, sí podemos!” En ese torneo la selección mexicana dio una de las actuaciones más gratas de los últimos tiempos. Con un equipo repleto de jugadores de la Liga MX y con Rafa Márquez como el único legionario, México le jugó de tú a tú a selecciones que contaban con sus jugadores en las mejores ligas del mundo. La realización de Osorio sigue viva en la actualidad porque la selección sigue preguntándose en cuál escalón del fútbol mundial se sitúa. Creo que cuando se analiza el estado actual de nuestro fútbol es importante no desechar los avances logrados entre 2005 y 2022.
Es aparente que las complicaciones para llegar a un Mundial continúan siendo una anomalía que aqueja al fútbol mexicano. Pareciera que el drama es una sombra que siempre está al acecho.
Los tiempos ya no son los mismos de hace diez años. El Tri ya no juega a las dos de la tarde para sacar ventaja a sus rivales del área. Pareciera que los partidos solamente pueden ser primetime, cuando las horas son acordes para sacar números imprescindibles para las televisoras.
Hemos visto de todo desde el 2005, a un DT sueco con una brillante historia en el fútbol europeo que vino a México a solearse, la fugaz historia de Nery Castillo, al Conejo correr más que el Bofo en unos octavos de final, las celebraciones épicas del Piojo que siguen siendo memes en todos los rincones del mundo, el golazo de Gio ante Estados Unidos en un Rose Bowl abarrotado, jugarle de tú a tú a una de las mejores selecciones belgas en Bruselas, competirle a Brasil en nivel sub-23 en reiteradas ocasiones, y ya ni se digan todos los logros individuales hechos por futbolistas mexicanos en suelo europeo.
Cuando hablamos de escalones o en cuál mesa comemos, la realidad es que no estamos entre los mejores del mundo. Entonces cuando opinamos sobre los actuales partidos de la selección es importante reconocer el contexto. El contexto de las eliminatorias concafkianas no es el mismo a lo que se vive en un Mundial. Son contextos diferentes. A nosotros siempre nos ha venido como anillo al dedo el tag de underdog y eso seguirá perdurando.
Es cierto, las decisiones del Tata Martino en estas últimas semanas dejan mucho que desear, pero los números dicen que el Tri y Estados Unidos están empatados en la Octagonal. Canadá, conjuntando la gran forma de muchos de sus jóvenes además de llevar a las selecciones a canchas congeladas, ha podido sacar ventaja. Eso sí es de aplaudir que sacaron empates en sus visitas a Estados Unidos y México.
Se quede o no se quede Martino para el Mundial, creo que tras los resultados recientes, se queda, la actual selección es lo que hay hoy en día, no hay más. En lugar de llenar la conversación con debates que no llevan a ningún lado, como la muy mencionada era o no penal la jugada de Diego Lainez por qué no aplaudimos el hecho histórico que Andrés Guardado logró su victoria número 100 con la selección, Y LO LOGRÓ SIENDO EL CAPITÁN TANTO CON SU SELECCIÓN Y EN SU CLUB EN UNA DE LAS LIGA MÁS IMPORTANTES DE EUROPA.
Este logro pasa desapercibido en un país donde tendemos apoyar cuando las cosas van viento en popa, pero no tanto cuando se sufre.
No se trata de ser porrista, es mantener la creencia que el fútbol mexicano puede codearse con los grandes del mundo, como lo dijo Osorio si ellos pueden jugar en los mejores equipos del mundo, ¿por qué nosotros no?